A principios de 2016, hace más de 7 abriles, Microsoft dejó de ofrecer datos de ventas de Xbox One y se centró en las cifras de Xbox Live y sus servicios online (Game Pass). Un movimiento que significaba que nunca teníamos completamente claros los números de la consola, a pesar de que teníamos el presentimiento de que se estaba quedando antes de PlayStation 4 y Nintendo Switch. Sin incautación, el Consejo Burócrata de Defensa Económica (CADE) de Brasil ha «filtrado» un documento con la firma de la empresa en el que se reconoce por primera vez la situación que vive la plataforma:
“Sony ha superado a Microsoft en términos de consolas vendidas y colchoneta de usuarios, habiendo vendido más del doble que Xbox durante la última procreación. Así se lee en un comunicado que aparece días a posteriori de que Sony confirmara que ya no actualizaría los datos de PS4, dejando la plataforma en 117,2 millones, suficiente para convertirla en la cuarta más vendida de la historia. Teniendo en cuenta estas cifras, la Xbox One ni siquiera llegó a los 58,5 millones de consolas vendidas (frente a los 85,8 de la Xbox 360). Algunos analistas de mercado como Ampère siempre han señalado que debería rondar los 51 millones, predicción que ahora respalda el documento del CADE. Un secreto a voces que está llegando a su fin.
¿Nueva exterminio entre Microsoft y Sony?
Los números de Xbox One no son lo único filtrado por la institución brasileña estas semanas. Recientemente, todavía supimos gracias a ella que Sony había calificado la adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft como una “ejercicio anticompetitiva”. La firma de Redmond no se quedó callada, ni mucho menos, y acusó a su rival de “satisfacer para evitar que se lanzaran determinados juegos en Xbox Game Pass”.
“Cedido que los acuerdos de exclusividad han sido una parte central de la táctica de Sony, su preocupación de que el contenido de Activision pueda ser exclusivo es, en el mejor de los casos, inconsistente”, explicó Microsoft en otro documento del CADE. “Solo revela su miedo a un maniquí de negocio reformador que brinde contenido de calidad a los jugadores a precios bajos, amenazando su liderazgo. De hecho, la capacidad de Microsoft para expandir Game Pass se ha trillado obstaculizada por Sony y su voluntad de frenar ese crecimiento. Sony paga regalías para evitar que los desarrolladores agreguen sus juegos a Game Pass u otros servicios de suscripción. No quieren que los servicios de suscripción amenace su dominio del mercado.
Luego de tantas compras de estudios y con la aparición de tantos servicios de suscripción, la industria de los videojuegos parece estar viviendo una tensa calma en la que vuelan puyas y pistas. Veremos cómo evoluciona la relación entre ambas compañías y si, por ejemplo, afecta a la aparición de Call of Duty en las consolas PlayStation.